miércoles, 25 de febrero de 2015

D. Manuel Berruezo Ayora (1816-1874). Parte III


Como ya se ha comentado, en 1843 Don Manuel Berruezo y hermanos se asentaron en Garrucha como comerciantes. La Casa comercial Berruezo fue, junto con la de la familia Orozco, la más antigua de las importantes asentadas en Garrucha. Dada la importancia territorial de D. Manuel como empresario, no tardó en adentrarse en el mundo de la política.

El 2 de enero de 1849 Don Manuel fue nombrado regidor del Ayuntamiento de Vera. Tomó posesión de su cargo el 14 del mismo mes.

Entre el 28 de junio y el 28 de julio de 1854 tuvo lugar en España la llamada Revolución de 1854 o La Vicalvarada, un pronunciamiento militar con acogida popular que encabezó el general Don Leopoldo O’Donnell. Este alzamiento puso fin a la década moderada (1844-1854) y dio paso al
D. Leopoldo O'Donnell
llamado bienio progresista (1854-1856). El
objetivo era obligar a la Reina Isabel II a sustituir el gobierno del Conde de San Luis, que carecía de apoyo en las Cortes y que sólo se sustentaba por la confianza de la Corona, por otro de conciliación liberal que recuperara la letra y el espíritu de la Constitución de 1845.

Vera, el 20 de julio de 1854, se unió a la Revolución, depuso al Ayuntamiento moderado de Don Francisco Riquelme Escánez y asumió el poder una Junta Provisional progresista presidida por D. Juan Antonio Orozco Baños, sobrino de D. Ramón Orozco Gerez, que a su vez asumió la presidencia de la de Almería. Vera justificó su adhesión al pronunciamiento militar al ver que “el pueblo en su inmensa mayoría había salido vitoreando por las calles los objetos más caros a los españoles, cuales son el Trono Constitucional de la Reina Doña Isabel 2ª y la Constitución de 1837, como únicos principios salvadores que podrían cimentar el verdadero sistema representativo, el orden y concierto en la Administración, la garantía más sólida de la libertad y seguridad individual con los demás derechos que consagra aquel venerado Código, como pacto de alianza entre el Trono y la Nación, y como al oír proclamar tan preciosos y sagrados objetos no podía menos de adherirse a un pronunciamiento que tendía a enaltecer… el Código fundamental, rechazando con valor y denuedo todo cuanto a él se oponía…”. Tres días después, el 23 de julio, la Junta Provisional de Vera se vio en la necesidad de tener un hombre de confianza y correligionario político para controlar y afianzar el éxito de la revolución en la importante pedanía comercial e industrial de Garrucha. La elección recayó en D. Manuel Berruezo Ayora, que fue nombrado Delegado de la Junta Provisional de Vera en Garrucha. Se le concedieron amplios poderes para el buen ejercicio de su cometido:

“[…] Considerando que la misión conferida a la Junta por la libre voluntad del Pueblo debe ejercerse con especial preferencia en el sostenimiento de la buena causa, atacando y reprimiendo con mano firme todo abuso que propenda a poner en peligro las tutelares garantías de la propiedad y seguridad de las personas. Considerando que por haber reasumido en sí la Junta toda la plenitud de la autoridad municipal no puede mirar con indiferencia al Caserío de Garrucha, que por la extensión de su vecindario y demás circunstancias exige la permanencia en aquel punto de un delegado de la Junta que con el carácter de auxiliar coadyuve al exacto cumplimiento de las disposiciones que adopte para llevar cumplidamente la sagrada misión con que le ha honrado el Pueblo. Considerando que en Don Manuel Berruezo de esta vencidad y su Comercio con habitual residencia en precitado Caserío concurren las circunstancias de inteligencia, honradez y probidad política que se necesitan para corresponder dignamente al exacto y fiel desempeño de su cometido, que debe circunscribirse a vigilar constantemente por el mantenimiento del orden, protección eficaz y decidida por la seguridad de las personas, de sus intereses y propiedades, haciendo que de todos y por todos sean respetada, y que nadie se atreva a insultar a otro, y en el caso de que alguno lo hiciese, dará cuenta motivada del hecho para que sobre su autor recaiga la pena merecida. Cuidará así mismo del buen ornato, aseo y  limpieza de aquel Caserío, tomando para ello cuantas medidas higiénicas sean necesarias para conservar la salubridad pública en la esfera de la Población Urbana y evitará finalmente todo centro de holgazanería  como juegos prohibidos y demás reuniones que ofendan a la moral y las leyes porque de aquí desgraciadamente es de donde surgen los males y aun los crímenes que lamenta la Sociedad con dolorosa frecuencia. […]” (Actas Capitulares. Sesión de 23 de Julio de 1854. Archivo Municipal de Vera).

En 1858 D. Leopoldo O’Donnell fundó oficialmente la Unión Liberal, partido político alternativo a los dos grandes partidos, el Progresista y el Moderado, que aglutinaba a los moderados más progresistas (conocidos como puritanos) y los progresistas más moderados (llamados templados o resellados). Auténtico partido político de centro que tras las elecciones a Cortes de 31 de octubre de 1858 consiguió la mayoría de los escaños del Parlamento, lo que le permitió perpetuarse en el poder hasta 1863. Este gobierno largo de la Unión Liberal de O’Donnell es considerado como el de mayor estabilidad política del reinado de Isabel II.

Nota electoral del periódico La Época (Madrid, 16/10/1858)

Don Manuel Berruezo asumió el liderazgo de la Unión Liberal en Vera de 1858 a 1861 y una vez constituida Garrucha desde 1861 hasta prácticamente su muerte en 1874. Asimismo, según consta en el periódico madrileño La Época a fecha 16 de octubre de 1858, D. Manuel, a 15 días de las Elecciones Generales para Diputado a Cortes de 31 de octubre, era el candidato unionista frente al moderado D. Cristóbal Campoy Navarro para obtener el acta de Diputado por el distrito de Vera.

No obstante, y a pesar de ganar abrumadoramente el candidato de la Unión Liberal en Vera, el pretendiente que obtuvo la victoria por este partido en este distrito fue sorprendentemente el industrial y propietario Don Antonio Abellán Peñuela, futuro Marqués de Almanzora. Como comenta el Diccionario biográfico de parlamentarios de Andalucía, 1810-1869: “Entró por vez primera en el Congreso de Diputados tras las elecciones de 1858, en representación del distrito de Vera. El fraude electoral, llamada «influencia moral» de la época le otorgó, el 31 de octubre de 1858,  unos 173 votos de los 175 votantes en aquellas «célebres» elecciones amañadas por Adolfo Posada Herrera, ministro de Gobernación”.

D. Antonio Abellán Peñuela
(http://piedrayllora.voila.net/pinceladassobrealmanzora.html)
Los motivos que provocaron la caída de Don Manuel Berruezo a última hora no están claros. No dejar de ser una hipótesis, pero es posible que fuera defenestrado por las fuerzas vivas veratenses al ser uno de los más destacados partícipes en la inminente independencia de Garrucha respecto de Vera, al obtener la segregación oficialmente mediante la Real Orden de 16 de marzo de 1858 firmado por Isabel II y ser designado Alcalde de la naciente Garrucha. Es probable que los veratenses no quisieran que los representara a Cortes un secesionista de su territorio, pero lo cierto es que a dos semanas de las Elecciones Generales él era el candidato por la Unión Liberal, según se ve en la nota de prensa. Parece factible que la clientela política unionista del distrito de Vera buscara días antes de las elecciones a otro candidato con influencia económica en la región, sin mancha secesionista que contentara a todos, y optaran finalmente por el cuevano Don Antonio Abellán, preparándole una victoria asegurada.

Por otro lado, el incremento de las edificaciones en Garrucha como consecuencia del aumento de población hizo que el Ayuntamiento de Vera creara, el 7 de agosto de 1859, una Comisión de Ornato compuesta por el Alcalde Pedáneo (D. Andrés Cervantes), D. Antonio Torres y D. Manuel Berruezo para vigilar “las reglas de ornato, sin fiar la designación de sitios para ellas en el solo juicio de los peritos, que a veces, sin la inteligencia necesaria, disponen de la conveniencia de ciertas concesiones que más tarde se observa perjudican el ornato, dejando calles sin salida, no guardando la alineación en otras, más que el capricho y el interés de los que las solicitan”.

[Continuará]

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