lunes, 22 de junio de 2015

D. Bernardo Berruezo critica el "turnismo", incapaz de solucionar los problemas del levante almeriense


El 6 de marzo de 1901 volvió a la Presidencia del Consejo de Ministros D. Práxedes Mateo Sagasta, líder del partido Liberal, tras dos años de gobierno conservador. El periodista Don Bernardo Berruezo Gerez en el siguiente artículo, titulado BALANCE, se vuelve a quejar de la inactividad de los políticos ante las demandas redentoras del levante almeriense y critica el turnismo liberal-conservador, ya que tanto conservadores como liberales no resuelven las demandas solicitadas para la regeneración de Almería.

Es curioso comprobar como más de cien años después de la publicación de este artículo, podría ser totalmente vigente hoy día. La Historia, como suele decirse, se repite. La situación política actual, con partidos emergentes que critican el bipartidismo, no es nueva como se ve. Ya había voces que buscaban la regeneración política con servidores que se preocuparan realmente de los problemas que aquejaban a los ciudadanos.

Caricatura del turnismo político español

BALANCE

Ya que ha variado por completo la situación política, y que nuevos hombres vendrán a sustituir a los actuales en todos los cargos públicos, perpetuando en España el “quítate tú para ponerme yo”, veamos, a modo de epitafio, que han hecho por esta región sus representantes en Cortes y los administradores de sus erarios.

Dos grandes necesidades sentía el país al venir al poder la Unión Conservadora: el ferrocarril de Lorca a Almería y la carretera de Garrucha a los Gallardos. El primero en manos del señor Loring, pariente muy próximo del Sr. Silvela, tomó tales caracteres de viabilidad que todos creíamos sería un hecho inmediatamente. Pero, lejos de ello, pasan los meses, la vía férrea no se construye, y el país justamente escamado, se levanta como un solo hombre pidiendo se le saque de este estado de postración y abatimiento; se pone al habla con hombres de negocios, y éstos exigen que los propietarios se comprometan previamente a ceder sus fincas por un precio justo y equitativo, para evitar los abusos que con otras compañías vienen realizando mal aconsejados y egoístas terratenientes, pretensión a la que todos difieren llegando algunos en su patriotismo a ofrecer sus fincas gratis. (El primer gran propietario de Garrucha en manifestar la adhesión a lo comentado por D. Ivo Bosch y la cesión de sus terrenos para la construcción de la línea ferroviaria fue D. Francisco Berruezo López. Ver: D. Francisco Berruezo López (1841-1917). Parte III. El ferrocarril de Lorca a Almería).

Se reorganiza la Junta gestora, se hacen viajes a Almería para conferenciar con D. Ivo Bosch (Financiero, constructor y presidente de la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España) y que parecía dispuesto a acometer las obras, y aunque después desiste de ello, háblase de otras casas y otros hombres; y cuando todo parecía que nos llevaba a la victoria, viene el Sr. Sánchez de Toca (Ministro de Agricultura, Industria y Comercio) con sus “salvadoras” disposiciones, y hace caer el castillo de naipes de nuestras ilusiones, con el mismo soplo con que pretende ahuyentar a los capitales extranjeros de nuestras obras públicas, creyendo iluso, que los capitalistas españoles abandonarán el interior, el amortizable y las Aduanas, para correr un riesgo en negocios ferroviarios que no le garantizan el interés y el “dolce farniente” a que aspiramos en esta España de la decadencia, todos los que llegamos a reunir cuatro ochavos.

Cualquiera creería que nuestros Diputados y Senadores, advertidos del peligro, librarían grandes batallas en las Cortes, en defensa de los intereses del país que los eligió, oponiéndose tenazmente a que se consolidase la obra de tan funesto Ministro.

¡Para tonterías estaban ellos! ¿Quién hace caso de esas cosas cuando lo más importante es el medro personal, base y suprema aspiración de toda idea política de estos tiempos?

No solo no han hecho nada, absolutamente nada por nuestro ferrocarril, sino que también han escuchado impasibles nuestras excitaciones para que pidiesen la inclusión en el plan general de Carreteras, de la tan necesaria de Garrucha a los Gallardos, dando lugar con su punible negligencia a que ese mismo Ministro de Obras Públicas cierre la puerta a otros Diputados y Senadores más amantes de su país que quisieran obtener tan gran mejora, los cuales no podrán hacerlo ya, por la “salvadora” disposición que prohíbe la inclusión de carretera alguna en el plan general, antes de ser construidas todas las concedidas. ¿Todas? ¡Ahí es nada! Pues tampoco hubo quien rompiera una lanza por este desheredado país, que no parece sino que sus representantes conservadores, hijos de él, lo aborrecen de muerte, según la indiferencia con que lo ven consumirse lentamente en el aislamiento y en el abandono.

Y si de estas cuestiones de interés general para la zona, pasamos a locales, ¿qué mejoras, qué disposiciones, qué medidas para conservar lo existente siquiera, han dictado nuestras autoridades, qué dejarán a su pueblo (de) recuerdo de su paso por el poder? Ninguna, absolutamente ninguna. Para muestra basta un botón: a la entrada de los conservadores, el reloj de la Iglesia, el único existente en este pueblo de más de 5.000 almas, no tenía esfera… ¡y así sigue!

Nuestras quejas, nuestras excitaciones, las de todo el vecindario han sido inútiles. Y lo mismo ocurre con la policía urbana. Los estiércoles se sacan de las casas en pleno día, molestando grandemente al vecindario; las calles no se limpian más que cuando el cielo se encarga de ello, mandándonos copiosa lluvia; los faroles se apagan por falta de petróleo, a las 8 de la noche, y… ¿a qué seguir?

Vayan con Dios los conservadores y descansen.

Y respecto a sus sucesores los liberales, mucho nos tememos tener que decir muy pronto: «estos han venido a hacer buenos a aquellos.»

Por más que no nos extrañaría mucho, esto sería el colmo.

Estamos tan acostumbrados a que nadie haga nada por este país, y tienen así mismo los liberales su fama tan bien sentada, que si no existiera una frase, habría que inventarla. Aquella que dice: los mismos perros con distintos collares.
B.B.

(El Eco de Levante, Garrucha, 16 de marzo de 1901)

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