domingo, 2 de agosto de 2015

D. Antonio Burruezo Ayora (1818-1887). Parte II


Panorámica de Valencia a mediados del siglo XIX, por Alfred Guesdon

Terminada la Primera Guerra Carlista, Don Antonio Burruezo se asentó en Valencia, donde ingresó el 10 de junio de 1842 en el Cuerpo de Carabineros con la graduación de Cabo. En dicho cometido estuvo hasta que cesó del mismo el 31 de agosto del año siguiente.

Carabinero del Reino montado. Año 1842
En Valencia conoció a la que fue su gran amor, Dña. María de la Cruz Martínez Sánchez, natural de Orihuela (Alicante), con la que acabó casándose y teniendo cuatro hijas: Dña. Adelaida, Dña. Elisa, Dña. Antonia y Dña. María de las Mercedes.

Tras su paso por el Cuerpo de Carabineros decidió ir a Turre (Almería) en 1843, a su hogar de la infancia. Hacía casi 10 años que no veía a su familia, tampoco pudo asistir al entierro de su padre D. Cleofás, ya que cuando éste falleció en 1839, todavía permanecía en el frente. El encuentro ante la tumba de su padre debió ser sumamente emotivo, ya que de él aprendió valores importantes como el patriotismo, abnegación, disciplina, responsabilidad, sentido del deber, etc.

Debió también pasar una temporada en Garrucha, una pedanía de Vera, donde su hermano Don Manuel se había asentado recientemente como exitoso comerciante. Asimismo, Don Antonio en este tiempo estudió leyes. 

A principios de la década de 1850 ingresó en el Ministerio de Gracia y Justicia como escribano de número, ejerciendo la fe pública en el partido judicial de Archidona (Málaga).

Sobre los requisitos para el desempeño de este trabajo, se recuerda el art. 8 del Decreto de 13 de abril de 1844 en el que se establece que: “nadie podrá obtener el título de escribano ó de notario de los reinos, excepto los abogados, sin acreditar, además de las cualidades que se exigen por la legislación vigente, haber cursado y probado dos años académicos, y de haber practicado después del examen del último curso un año completo en el oficio de un escribano, incorporado en alguno de los colegios de esta clase”.

Se encontraba en Málaga ejerciendo su empleo cuando la Reina Isabel II, por Real Orden de 12 de marzo de 1855, lo nombró escribano criminalista de uno de los Juzgados de Primera Instancia de Madrid. Así pues, el 12 de abril siguiente tomó posesión de su cargo jurando "por Dios y los Santos Evangelios guardar la Constitución de la Monarquía Española, ser fiel a la Reina Doña Isabel Segunda, observar las Leyes del Reino y cumplir bien y fielmente las obligaciones de su cargo”. Su nuevo trabajo lo desempeñó en el antiguo distrito madrileño de Lavapiés. 

Panorámica de Madrid a mediados del siglo XIX, por Alfred Guesdon

El 31 de diciembre de 1867 cesó como criminalista por supresión de estas particulares escribanías. No obstante, siguió ejerciendo como escribano judicial en los distritos de la Latina y del Hospital en los años 70 y principios de los 80 del siglo XIX.

En Madrid formó parte de los círculos de la alta burguesía madrileña, destacando como un versado jurista muy respetado por los profesionales del Derecho. Asimismo, perteneció a la elitista Sacramental de San Isidro, donde ostentó tanto él como su mujer el rango de Mayordomo de Dios.

D. Enrique de Borbón
El 15 de marzo de 1870 fue enterrado en el cementerio de San Isidro de Madrid el Infante D. Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, cuñado de Isabel II. Había muerto tres días antes en duelo con el Duque de Montpensieur. La causa del mismo fueron unos artículos injuriosos que publicó en la prensa contra el Duque, por lo que decidieron batirse en duelo para redimir sus animadversiones personales.

Don Antonio Burruezo participó en el entierro del citado Infante, ya que fue el encargado de dar fe legal como notario de que la persona que se iba a proceder a enterrar era Don Enrique de Borbón. A continuación se expone la noticia publicada a este respecto, el 15 de marzo de 1870, en el periódico madrileño La Correspondencia de España:

La Correspondencia de España (Madrid, 15/3/1870)

Por otro lado, Don Antonio Burruezo Ayora poseía una importante biblioteca de diversa temática en la que destacaba el elevado número de volúmenes que poseía sobre Derecho. En abril de 1870 donó a las Bibliotecas populares de Madrid 62 ejemplares de la Cartilla métrico-decimal, “dándole las gracias en nombre de la Nación por tan patriótico y generoso desprendimiento” el Regente del Reino D. Francisco Serrano, a través del Ministro de Fomento D. José Echegaray. (Gaceta de Madrid, Lunes, 9/5/1870)

Rey D. Amadeo I
A lo largo de la década de 1870 iba a incrementar su posición social y económica de manera notoria. 

El 5 de febrero de 1871 fue nombrado, por el Rey Don Amadeo I, Comendador ordinario de la Real Orden de Isabel La Católica.

A finales de abril de 1874 falleció su hermano Don Manuel en Garrucha (Almería). Como albacea testamentario y uno de los herederos de este potente comerciante del levante almeriense, recibió una buena parte de la millonaria herencia. 

En marzo de 1875 murió en Lorca (Murcia) su yerno, el destacado industrial minero D. José María Labernia Cruz, casado con Doña Antonia Burruezo Martínez. Este hombre dejó una importante herencia: la activa Fundición San Antonio situada en Los Lobos, Cuevas del Almanzora, y diversos prósperos negocios que pasaron a manos de sus herederos (su mujer e hijos). Éstos constituyeron la Casa Comercial "Viuda de Labernia e Hijos", a cuyo frente estuvo Don Antonio Burruezo Ayora.

La siguiente Tabla recogida en la Tesis Doctoral "La minería almeriense en el periodo contemporáneo" del Sr. Pérez de Perceval, da idea de la potencia exportadora de plomo (en toneladas) en diferentes años de la compañía "Viuda de Labernia e Hijos" a través del Puerto de Garrucha. También de la "Sres. Manchón y Labernia", ya que en 1870, D. José María Labernia, se asoció con otro gran industrial minero, D. Diego Fernández Manchón.


Así pues, Don Antonio Burruezo compaginó su labor como secretario judicial con la de gestor de los diferentes negocios que por diversas causas familiares quedaron en sus manos. Su prestigio en Madrid aumentó considerablemente y entró en los círculos mineros de los más acaudalados empresarios y aristócratas residentes en la Capital de Reino. Asimismo, fue uno de los socios fundadores de la importante Sociedad General de Crédito de la Industria Minera, constituida en Madrid el 16 de marzo de 1878.

Gaceta de los Caminos de Hierro (Madrid, 31/3/1878)

La Sociedad General de Crédito de la Industria Minera tenía por objeto:

Gaceta de los Caminos de Hierro (Madrid, 31/3/1878)

Finalmente, tras una intensa e interesante vida como militar, jurista y gerente de los negocios familiares, Don Antonio Burruezo Ayora falleció en Madrid el 26 de marzo de 1887, a la edad de 68 años. Se le dio sepultura en el Cementerio Sacramental San Isidro, a cuya institución pertenecía, siendo enterrado en el Panteón de la Familia Labernia. Su muerte fue muy sentida en Madrid y en Garrucha (Almería). Había fallecido uno de los miembros más destacados de la histórica saga de los hermanos Berruezo Ayora. Sus hijas y sus nietos honraron su memoria durante las décadas siguientes. 

Don Antonio Burruezo sentó las bases en Madrid de una nueva generación que con sus hijas y sus respectivos maridos engrandecerán el apellido en los años venideros. Fue un buen ejemplo de prosperidad profesional y servicio a España, al igual que sus hermanos.

Esquela presente en el periódico La Correspondencia de España (Madrid, 28/3/1887) 


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