viernes, 2 de octubre de 2015

Garrucha en el siglo XIX, por Berruezo Torres


Vista panorámica de Garrucha en 1900. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Don Juan Francisco Berruezo Torres (1829-1907) fue uno de los personajes más importantes de la Garrucha decimonónica. Como ya se vio en su reseña biográfica, fue Abogado de los Tribunales Nacionales, Fiscal de la Comandancia Militar de Marina de Almería, Alcalde de Garrucha en 1865, 1866, 1883 a 1884 y 1886 a 1887, Concejal del Ayuntamiento, Juez Municipal y de Paz, Asesor Jurídico de Marina del Distrito al que pertenecía Garrucha, etc.

Con motivo de la publicación del primer número del siglo XX del periódico garruchero El Eco de Levante, la redacción del semanario solicitó la participación de diversas personalidades del municipio para conmemorar tal efeméride. Entre ellas, Don Juan Francisco Berruezo colaboró y elaboró el artículo que se transcribe a continuación, en el que repasó de manera sencilla y genérica la Historia de Garrucha hasta entonces, hasta 1901. El escrito constituye una fuente ineludible para conocer el pasado de la villa y fue consultado por D. Ramón de Cala y López, y D. Miguel Flores González-Grano de Oro para la realización de su libro Historia de Garrucha, publicado en 1921. Este artículo sobre Garrucha en el siglo XIX complementa muy bien el balance comercial e industrial que hizo D. Bernardo Berruezo Gerez en 1899 sobre el municipio. Ver: Garrucha en 1899.

GARRUCHA EN EL SIGLO XIX

Esta población, aunque moderna en su desarrollo, data del tiempo de la dominación musulmana, reconociéndose como vestigios de aquella época, los muros que existieron en la parte N. del pueblo, que parecían indicar que allí hubo una fortaleza o punto avanzado que sirviera como de atalaya para las comunicaciones con los demás pueblos del interior, creencia muy admitida al ver aún en la parte más alta de las cordilleras de la Ballabona y Sierra Almagrera, torreones que indican la relación que tuvieron con los de Garrucha.
Estos muros fueron completamente destruidos para utilizar los materiales en la construcción en 1865 de la Iglesia Parroquial, que es la misma que hoy existe, sobre la base de la Capilla que se edificó en este mismo paraje en 1804, por el gremio de mareantes, el cual costeaba un sacerdote que en ciertos días decía misa en aquel reducido local. En ella había un cuadro de San Joaquín, bajo cuya advocación estaba y sigue esta Parroquia, cuando que se conserva aún en la actualidad, y sirve para recuerdo de su creación.
En 1873 se declaró Parroquia independiente, separándose de la de Vera, de que dependía, siendo el primer Cura Párroco, el Coadjutor que servía la Capilla, D. Esteban Ruiz Carrillo.
Garrucha venía dependiendo desde 1488, en que los Reyes Católicos conquistaron estos territorios, de los pueblos de Mojácar y Vera, estando dividido su pequeño e insignificante caserío por la rambla que baja de las Tierras Royas, perteneciendo cada ribera a uno de estos pueblos. Esto producía, como era natural, grandes perturbaciones económico-administrativas en su gestión local, por lo que reunidos en común acuerdo la mayoría de sus habitantes, que eran oriundos de Vera, se dirigieron a la Superioridad, en demanda, que fue concebida, de ser adscritos a Vera, bajo la jurisdicción de un Alcalde Pédaneo, por lo que quedó fuera de su dominio el Castillo o Fortaleza, construido en 1772, llamado de Jesús Nazareno, que quedó perteneciendo a Mojácar, como actualmente, a pesar de que hoy sirve de Casa Cuartel de la Compañía de Carabineros, cuyos Jefes residen en Garrucha.
Creciendo las necesidades de este pueblo, efecto del descubrimiento de las minas de Sierra Almagrera, en 1838, fueron desarrollándose en grande escala los negocios. Así vemos que en 1840 se estableció la primera Fundición de plomo argentífero, (en el local que después ocupó el Martinete) cuyos socios eran partícipes de la mayoría de la mina Observación del barranco Jaroso, de Sierra Almagrera. Aquella Fundición, representada por los Sres. Orozco, llevó el nombre de San Ramón.
Poco después se estableció en el país, como industrial de gran talla, por su inteligencia y capital, D. Guillermo Huelin, que aunque en un principio se avecindó en Garrucha, después se retiró a Palomares, donde construyó la Fundición San Javier, que aún existe en poder de la Compañía de Águilas.
En 1860 se establecieron los Sres. Anglada, con su fundición San Jacinto, y así sucesivamente fueron creándose importantes empresas al calor de la riquísima Sierra Almagrera.
La primera casa comercial, pues, fue la de los Sres. Orozco, cuyos negocios consistían en un principio en barrillas y cereales, llegando a un grado de florecimiento notabilísimo. Después se estableció en 1843 la de D. Manuel Berruezo y Hermanos, con géneros traídos de las Baleares. Estas primitivas casas han desaparecido ya.
Los aludidos Sres. Orozco, ávidos de nuevos negocios, crearon en 1858 una sociedad que construyó el Martinete, para la fundición de los minerales de hierro de Sierra de Bédar, negocio que empezado bajo grandes auspicios, fracasó poco después, no se sabe por qué causas.
Como el vecindario aumentaba, hubo de pensarse por los hombres de negocios en dar ensanche a la vida social. Al efecto, en 1861 se creó el Ayuntamiento, siendo nombrado primer Alcalde de Garrucha, D. Manuel Berruezo y Ayora, que tomó posesión en 1º de Enero, y Secretario don Francisco López Teruel. Aquella primera Administración Municipal, no pudo ser más recta y más conveniente a los intereses locales; en aquel primer año de emancipación se instituyó la Feria, que anualmente se celebra desde entonces, y se dio principio al fomento de la localidad, bajo los auspicios de aquellos importantísimo hombres de negocios, cuyo norte consistía en mejorar y hacer que progresase Garrucha, en todo aquello que una bien entendida administración económico-social y de Justicia, reclama.
En el año 1847 se creó esta Aduana, a pesar de las activas gestiones que el pueblo de Cuevas realizó para que al hacer la traslación de Vera, se instalara en Villaricos, lo que no pudo llevarse a cabo, a pesar de su proximidad a Sierra Almagrera, por las emanaciones palúdicas del río Almanzora, que producían y producen aún fiebres intermitentes. El primer Administrador fue don Pedro Thibaut.
Del mismo modo fue trasladada a Garrucha la Dirección de Sanidad, compuesta entonces de una Junta, muy diferente en su organización a lo hoy existente. Igual camino siguió la Ayudantía de Marina, que desde Vera fue trasladada a Garrucha en 1844, a consecuencia de la venida del Capitán General de Granada al bloqueo de la plaza de Cartagena. Esta autoridad reconoció entonces la necesidad de que esa oficina estuviese aquí y no en el interior, a pesar de que hasta el año 1840 hubo en Vera Comandancia de Marina, con todo el personal respectivo, y suprimida que fue, quedó como Ayudantía, que desempeñaba en aquella época el Alférez de Fragata D. Antonio Riquelme, hijo de Vera, a quien se le hizo establecerse en Garrucha. El archivo de aquella Comandancia se custodia actualmente en la Ayudantía de Águilas.
Por esta misma época se estableció aquí la cabecera de la compañía de Carabineros, tan necesaria ya para la correspondiente vigilancia de este naciente puerto.
La gente de mar seguía ocupándose de las faenas de la pesca, que era abundantísima en esta playa.
Hoy esta industria ha decaído mucho, pues la concurrencia excesiva de pescadores parece ha traído consigo la escasez del pescado, por más que las modernas artes hacen que se saquen otras clases que las que se conseguían con el popular y característico arte real de la jábega.
No siendo esto bastante para la vida de las clases trabajadoras, han tenido que dedicarse en su gran mayoría a las faenas de carga y descarga, principal medio de subsistencia hoy día de esta sufrida clase.
Esta población carecía de aguas potables; sus habitantes bebían las que los del vecino pueblo de Mojácar traían de su abundante y hermosa fuente, con ventajas para ambos pueblos, hasta que el Sr. Pecket, incansable industrial y patrocinador de todo lo beneficioso para este país (que parece ser el suyo) arbitró y puso al consumo de Garrucha las que ha conducido a su depósito de Vista Alegre, y a la población, por cañerías de hierro.
La importancia de Garrucha al finalizar el siglo XIX es grande, pues además su situación ventajosísima como puerto, une la vida que le presta el cable de la Compañía de Águilas, y el porvenir que le ofrece el ferrocarril de los señores Chávarri, Lecoq y Compª., cuyas vías tienen por objeto conducir a esta rada los abundantes minerales de hierro de Sierra de Bédar. El desenvolvimiento creciente de este pueblo llegará a su mayor apogeo, el día en que construido el ferrocarril de Lorca a Almería, con su rama de Almajalejo a Vera, tenga comunicación directa con el resto de España.
Juan Francisco Berruezo

(El Eco de Levante, Garrucha, 12 de enero de 1901)

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