jueves, 17 de marzo de 2016

La Semana Santa de Garrucha en 1901


Semana Santa de Garrucha. Paseo del Malecón, al fondo Ayuntamiento. Hacia 1930. Fotógrafo: J. Garrido
Col. José Berruezo García

LA SEMANA SANTA EN GARRUCHA

Como es de costumbre desde que Garrucha existe, también se han celebrado este año con gran entusiasmo y esplendor las fiestas de Semana Santa y los pasos de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ceremonia esta última importada de Vera, de donde es oriunda casi toda esta población.

Cuentan las personas que alcanzaron aquellos tiempos, que antes de que Garrucha fuese pueblo independiente, y de que se hubiese implantado aquí la costumbre de los Pasos, todo el vecindario se trasladaba a Vera, Mojácar o Turre, para presenciarlos, presentando nuestra población tristísimo aspecto, con todas sus casas cerradas y abandonadas. En vista de ello, las personas de viso de Garrucha, acordaron realizar aquí también estas fiestas, y desde entonces y sin interrupción se ha venido celebrando, sin que, a pesar de lo grotesco que en algunas ocasiones resultan algunos Pasos, haya habido autoridad civil ni eclesiástica que se lanzara a suprimirlos. Tan arraigados están en el pueblo.

D. Francisco Berruezo López. Hacia 1900.
Hermano-Fundador de la Hermandad de la Virgen de
los Dolores en 1868, siempre estuvo muy vinculado a
la Semana Santa de Garrucha, de la que fue uno de sus 
mayores impulsores y valedores.
En Garrucha existen tres Hermandades o Cofradías: la de San Juan, de la que es Mayordomo D. José Peña; la de Nuestro Padre Jesús, con su Mayordomo D. Bartolomé Quesada y la de Nuestra Sra. de las Angustias, de la que lo es D. Francisco Berruezo López.

Todas rivalizan en entusiasmo, hasta el punto de que no existiendo en Garrucha más que una banda de música, contratada por la Hermandad de Jesús, la de la Virgen, considerándose desairada, ha traído todos los años una excelente música forastera, para que acompañe a la hermosa Imagen en todas las Procesiones. Este año ha sido contratada la excelente Banda Blanca, de Huércal-Overa.

Las procesiones han sido espléndidas, llamando la atención, como todos los años, los magníficos tronos en que las imágenes iban colocadas. Se puede decir que en esto echan el resto las Hermandades, hasta el extremo de que pocas poblaciones de España los igualan.

La concurrencia en la Plaza, durante los Pasos y Sermones, era todo lo grande que las dimensiones de ella podían tolerar. Se habían colocado por un oportuno industrial varias filas de bancos, cuyos asientos se pusieron a la venta, no quedando uno vacío en los días, Jueves y Viernes Santo. Los sermones, a cargo de nuestro Párroco D. Juan Bautista Sánchez y de su hermano D. Cristóbal, tan elocuentes y sentidos como todas las oraciones sagradas que pronuncian. Los Pasos interpretados con “amore”, pero haciendo ver a la ilustrada concurrencia que están llamados a desaparecer (creemos que las Hermandades así lo han acordado para los años sucesivos; veremos si se cumple el acuerdo) en gracia a la solemnidad de estos días, que no queda respetada ni guardada entre la algazara de una gran concurrencia, que en días de ayuno y recogimiento hace gran consumo de torraos, turrón y vino. ¡Pero vaya V. a criticar costumbres populares tan antiguas! ¡Predicar en desierto!

De todas las Procesiones, la más notable, la más importante es la del Santo Entierro, organizado por la Hermandad de la Virgen de las Angustias. Su larga carrera la hace durar más de cinco horas, y como se verifica de noche (noche espléndida de Luna, este año) el gran número de fieles, y los hermosos tronos adornados con artísticas bombas de cristal en gran profusión, dentro de las que ardían sus correspondientes bujías, le dan un aspecto solemne, de grandeza tal que deja el ánimo suspenso y lo encamina a la meditación de los hermosos Misterios que se celebran.

En suma, el pueblo de Garrucha puede estar orgulloso de su Semana Santa, cuyas fiestas celebra por cuestación pública que realizan las Hermandades, obteniendo todos los años cuantiosos gastos. A pesar de la gran afluencia de gente de todas clases, no ha habido que lamentar desgracias ni delitos de ninguna especie, lo que da alta idea de la sensatez del vecindario.


(El Eco de Levante, Garrucha, 11 de abril de 1901)


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