viernes, 29 de julio de 2016

Garrucha durante la Primera Guerra Mundial. Parte I


Ilustración del asesinato en Sarajevo del Archiduque
Francisco Fernando de Austria en 1914.

La mañana del 28 de junio de 1914 fue para Garrucha como cualquier otra de aquellos primeros días de verano; sin embargo, a algo más de 2000 kilómetros de distancia ocurrió un fatídico hecho que cambiaría su Historia para siempre. El asesinato en Sarajevo del heredero al trono Austro-húngaro, Francisco Fernando de Austria, detonó una cruenta guerra europea, conocida como Primera Guerra Mundial (1914-1918), que provocó millones de muertes y cambió por completo el mapa territorial y político de Europa. Las consecuencias derivadas del conflicto armado, en el que España fue neutral, y su posguerra arrastrarían al municipio del levante almeriense a un declive económico y demográfico sin precedentes.

En Garrucha se vivió el conflicto bélico con exaltación, como en buena parte del país. La cosmopolita y rica villa de principios de siglo XX, llena de destacados comerciantes, industriales, políticos, inversores extranjeros y vicecónsules de los países beligerantes, se dividía entre germanófilos y francófilos. Acaloradas discusiones políticas tenían lugar por doquier en el municipio. A este respecto recogió la prensa local:

Desde que comenzó el conflicto europeo, todas las conversaciones giran en torno de la guerra, pudiendo decir que estamos aquí más en la guerra que los mismos franceses y alemanes.
En los casinos, en los paseos, en todas partes no se oyen más que comentarios de batallas, planes militares, tomas de plazas fuertes, avances y repliegues, trofeos; en una palabra, que parece que estamos en el verdadero campo de operaciones.
Hay, como es consiguiente, unos, acérrimos partidarios de los franceses, y otros, de los alemanes. Los primeros suponen que Joffre está próximo a Berlín, y los últimos aseguran que el día menos pensado, el Kaiser se tomará una cerveza en las cúspides de los Pirineos.
Con esta diversidad de pareceres, la guerra ha llegado a internarse hasta en las propias casas, en donde se desarrollan escenas de padres que amenazan a sus hijos con arrojarlos del hogar, si no se vuelven alemanes; mujeres francesas que en el calor de la discusión llaman a sus esposos animales por la semejanza que tiene esta palabra con la de los alemanes; otros que dicen que los alemanes son más prácticos y no quieren nada que se parezca a los franceses; algunas que han puesto el veto a sus maridos si no se tornan franceses; […]
(El Porvenir, Garrucha, 21 de septiembre de 1914)
Entre ese clima belicista de salón, también hubo voces contrarias a la guerra, como demuestra el siguiente artículo publicado en un periódico garruchero:

En nombre de la Patria se acometen unas naciones que se llaman civilizadas, a otras para destruirse, con el ansia loca de ensanchar un poco su territorio patrio.
Ensanchar sus fronteras, ensanchar su radio de acción económico y social, y sembrar la muerte y la desolación en la Patria vecina, antes próspera y feliz.
He ahí el ideal supremo de los Césares.
Ensanchar sus dominios por la razón o la fuerza, con perjuicio inmediato de los del vecino.
¡Cuándo llegará el día en que todos los hombres reconozcan que las fronteras sólo sirven para crear ese odio al patrio solar vecino, que tantas catástrofes han producido a la humanidad, y tomen el acuerdo humanitario de que todas las patrias del planeta Tierra sean una sola Patria, y que todos los habitantes del globo terrestre queden unidos por los sacrosantos lazos del amor fraternal al semejante! […]
(El Porvenir, Garrucha, 1/11/1914)
D. Pedro Berruezo Gerez. Hacia 1915
Col. José Berruezo García
A nivel político, la Garrucha de 1914 a 1918 fue muy convulsa. Conservadores y liberales reformistas se disputaron las riendas del gobierno municipal. Acusaciones, intrigas, coacciones, revanchismo y ataques políticos tenían cabida en un clima exaltado y muy politizado. Las clientelas en Garrucha de los Diputados Giménez (conservador) y Barcia (liberal-reformista) peleaban por hacerse con el poder; así pues en los cuatro años que duró el conflicto armado hubo 5 Alcaldes: D. Pedro Berruezo Gerez (1914, 1916, 1918) D. Francisco Fuentes Caparrós (1914),  D. Martín García Cánovas (1914, 1915, 1916, 1917), D. Luis Bravo Castro (1914) y D. Marcos Galindo Núñez (1916).

Una prueba de estas luchas políticas la podemos ver en el telegrama que remitió al Gobernador Civil buena parte de la oposición al gobierno conservador de Garrucha en las elecciones municipales de noviembre de 1915:

Con motivo de lucha electoral llévanse a cabo por autoridad local y sus agentes repetidas coacciones y atropellos contra pacíficos y honrados vecinos de este pueblo, rogamos a Vs. ponga coto a este estado de cosas haciendo cesen cacheos y ultrajes a personas dignísimas y evite días de luto a este honrado vecindario. Suplicamos a Vs. interponga su suprema autoridad para que renazca la tranquilad entre estos honrados vecinos. Fdo: José Fuentes, Telesforo Segura, Francisco Berruezo Gerez, Francisco Segura, Diego Morales, Vicente Martínez, Pedro Berruezo, José León, Francisco León.
A lo que contestó el Gobernador que no se consentirían extralimitaciones ni arbitrariedades y que se le advertiría al Alcalde de Garrucha de que si no actuaba de acuerdo con la Ley se le haría responsable de todo cuando aconteciese.

La Primera Guerra Mundial ocasionó un fortísimo impacto en la economía garruchera. Los países beligerantes en la Gran Guerra que tenían altas inversiones e intereses económicos en el levante almeriense cesaron su actividad. Garrucha, basada principalmente su economía en la exportación nacional e internacional de productos agrícolas y mineros, se vio arrastrada a la crisis global y se originó un terrible paro obrero, que desencadenaría una fuerte emigración y miseria, ya que la economía basada en la pesca resultaba insuficiente. 

En un intervalo muy corto de tiempo, centenares de trabajadores se quedaron sin forma de ganar su jornal diario. La crisis se vio aún más acrecentada por la inexistencia de las infraestructuras necesarias para paliar la dañada economía garruchera, como eran la Canalización del Almanzora, la construcción del muelle o del ferrocarril de Lorca a Almería. Medidas redentoras todavía no ejecutadas y solicitadas con tesón agónico a lo largo del último tercio del siglo XIX.

Toda esta sinergia de acontecimientos fatídicos provocó la aparición de uno de los grandes males de la humanidad: el Hambre. El llamado Hambre del 15 fue una de las grandes tragedias que asoló a la clase obrera en la Garrucha de su tiempo.

EL HAMBRE EN GARRUCHA
Día por día se hace más insostenible la horrorosa situación de este pueblo, que perece víctima de la más grande de las calamidades: del hambre y la más espantosa miseria colectiva. Si muy pronto no se atienden por el Gobierno las inaplazables necesidades de estos pacíficos y laboriosos vecinos, este pueblo tendrá forzosamente que desaparecer, porque sus habitantes nos veremos obligados a buscar donde sea los necesarios medios para poder vivir, y otros, sin duda alguna, sucumbirán en la terrible lucha por la existencia que estamos sosteniendo.
Nuestra necesidad es apremiante; hemos llegado al periodo álgido de nuestra desdicha, y si el remedio no llega con la rapidez que se necesita, por el estado agónico en que nos encontramos, la población de Garrucha irremediablemente dejará de existir.
Sin hipérbole alguna puede afirmarse que nuestros obreros se mueren de hambre; y que ninguna región española se encuentra hoy en tan aflictiva situación como esta abandonada comarca levantina almeriense, que vivía de la exportación de su riqueza agrícola y minera, y que está paralizada desde que comenzó el vértigo guerrero mundial.
En esta región que hemos dicho varias veces, que no tiene nada, que carece de todo, que Almería es la de todas las provincias españolas, la que menos kilómetros de ferrocarril tiene; que la Naturaleza nos ha dotado con un suelo de magnífica riqueza y, en cambio, no han sabido o no han querido aprovecharse de él los hombres españoles; consintiendo que nuestra explotada riqueza fuese a poder de los extranjeros, y que hoy por el abandono suicida de nuestros representantes públicos han condenado a esta región a morir de hambre.
Estos pueblos levantinos que agonizan necesitan urgentemente para conjurar la situación presente y para su porvenir, la construcción inmediata de vías de comunicación y canales de riego que fertilicen nuestros yermos campos, faltos del precioso líquido fecundizante que en abundancia tenemos y dejamos perder estérilmente por carecer de los necesarios cauces.
En esta comarca existen grandes obras que hay necesidad de acometer, atendiendo a la reconstrucción interior de nuestro suelo, de donde depende la salvación, el engrandecimiento de nuestra querida Patria.
Aquí tenemos por construir varios ferrocarriles, entre ellos, el que desde hace tiempo venimos solicitando de Zurgena a Garrucha, la canalización del río Almanzora, construcción y reparación de algunas carreteras y caminos vecinales y el muelle de este puerto.
Realizadas en plazo breve todas esas obras, esta región que agoniza, sería próspera y feliz, de lo contrario, tendrá el Gobierno el sentimiento de certificar la defunción de estos desgraciados pueblos levantinos.
¡Qué triste es ver a las laboriosas poblaciones acabar devorada por el hambre!
Nuestro Gobierno tiene el sagrado deber de atender con paternal cariño a estos desgraciados pueblos españoles que sufren el azote cruel del infortunio inmenso, y proporcionarnos medios de vida decorosos, donde el obrero pueda sin humillación, ganar cotidianamente el pan necesario para los suyos.
Ahora más que nunca, es indispensable la reconstitución interior de España, porque hay que dar empleo inmediato a los millones de españoles que se están muriendo de necesidad.
La situación de Garrucha es desesperada, sin trabajo para los obreros, ni dinero para socorrerlos, y los artículos de primera necesidad a precios exorbitantes.
¡Quién podrá llegar al fin de esta horrible jornada para poder contarlo!
¡Pobre Humanidad, que imperfecta eres!
MARCO
(El Porvenir, Garrucha, 11 de abril de 1915)
El Defensor de Almería (Almería, 11 de noviembre de 1916)

En 1916 y 1917 Garrucha fue testigo de la virulencia del conflicto que estaba desangrando a Europa. Frente a su costa fueron hundidos, por submarinos alemanes, buques mercantes. La fama europea que tenía la villa como puerto exportador de metales ansiados en la guerra, como el hierro, y su conocida ruta marítima provocaron que, a lo largo de la contienda bélica, submarinos alemanes patrullaran el litoral levantino en busca de navíos a los que interceptar y torpedear. Este evidente peligro, unido a otros factores, dio lugar a la consabida paralización de la actividad minera en la región.

Los buques hundidos en 1916 eran el Tripel y el Treja, de bandera noruega y danesa respectivamente. El Tripel transportaba 3026 toneladas de hierro colado, 31 toneladas de anclas, 925 barras de acero y 1460 rails usados. El Treja, por su parte, llevaba a su bordo 2167 toneladas de carbón. Ambos vapores fueron interceptados frente a la costa de Garrucha por los submarinos alemanes y éstos comunicaron a los capitanes de los mercantes su intención de echar a pique ambos cargueros, por lo que la tripulación, en botes, no tuvo más remedio que evacuar y arribar a la costa. La tripulación del Tripel desembarcó en Villaricos, mientras que la del Treja lo hizo en Garrucha. En ambos casos fueron diligentemente atendidos por el Vicecónsul Noruego en Garrucha, don Simón Fuentes Caparrós. De dicho acontecimiento dio cuenta al Gobernador Civil el Alcalde de Garrucha D. Pedro Berruezo Gerez.

De manera similiar, en abril de 1917 la goleta inglesa "M. Morris" fue torpedeada por un submarino a 20 millas de la costa garruchera. La tripulación logró llegar a Garrucha en un bote, donde fue atendida por el vicecónsul inglés en el municipio. Asimismo, un mes más tarde un vapor español llevó a Garrucha a cuatro náufragos ingleses, cuyo buque había sido torpedeado en el Cabo de Palos.

En todos los casos el pueblo de Garrucha se volcó en atender y prestar el auxilio necesario a los infortunados marinos, dando muestras una vez más de su hospitalidad y abnegación.

[Continuará]

No hay comentarios:

Publicar un comentario