sábado, 4 de febrero de 2017

Don Francisco Berruezo López, 100 años después


D. Francisco Berruezo López. 1864.
Col. José Berruezo García
Cortesía Dolores Peyrallo Pérez
Este 15 de febrero se cumple el centenario del fallecimiento de don Francisco Berruezo López, una destacada personalidad cuya vida forma parte ineludible de la historia del levante almeriense.

Afincado en Garrucha a temprana edad, don Francisco quedó bajo la protección de su tío, el conocido empresario y político local don Manuel Berruezo Ayora, que había levantado un imperio económico basado en la exportación de jaboncillo, mármol y esparto, principalmente, y que fue uno de los grandes promotores de la independencia de Garrucha en 1861, siendo el primer Alcalde del naciente municipio.

Educado en el mundo de los negocios, pronto se revelaría como un empresario de éxito.

En 1865, con 24 años, se convirtió en uno de los hombres de la máxima confianza de su tío don Manuel, pues éste le concedió plenos poderes para la gestión de su comercio e industria. También, en ese mismo año, don Francisco Berruezo fundó su propia Casa Comercial en Garrucha y mantuvo relaciones empresariales con ciudades como Almería, Málaga, Valencia, Mallorca, Barcelona… y países como Portugal, Francia o Inglaterra.

Asimismo, llegó a tener decenas de propiedades repartidas por diversas localidades como Garrucha, Vera, Turre, Antas, Bédar, Lubrín, Cuevas del Almanzora, Sorbas o Mazarrón, muchas de ellas dedicadas a la producción agrícola, y tuvo más de 60 minas registradas en la Provincia de Almería, siendo considerado uno de los propietarios mineros más relevantes de Bédar. También perteneció a varias Juntas Directivas de sociedades explotadoras de minas y fue accionista de otras tantas.

Tal fue su dinamismo que en un breve periodo de tiempo se convirtió en un gran capitalista, siendo con poco más de 30 años el mayor contribuyente de clase mercantil, industrial y territorial de la cosmopolita y rica Villa de Garrucha.

Pero don Francisco Berruezo López no sólo destacó en el mundo de los negocios, pues también fue Caballero de la Real Orden de Isabel La Católica, Vicecónsul de Portugal más de 40 años y uno de los grandes políticos locales.

Fue largos años Concejal, Regidor Síndico, Teniente de Alcalde, y Alcalde de Garrucha de 1887 a 1889. De su gestión municipal destaca: situar a Garrucha entre los primeros municipios de Almería que aplicaron la olvidada Ley Moyano de 1857 por la que se declaraba la Enseñanza Primaria gratuita y obligatoria en el municipio; su activa participación en la constitución de la Junta General Gestora del ferrocarril de Calasparra a Almería; su decisivo impulso para que se construyera el cable aéreo para el transporte de mineral desde el Pinar de Bédar a Garrucha; su actuación principal en el escrito que se remitió en 1888 al Ministro de Fomento para la construcción de un necesario puerto en Garrucha, aunque por los avatares históricos no comenzó la obra hasta 1931. También, durante su mandato se cedieron terrenos del Ayuntamiento para la construcción de la Caseta de Sanidad y la primera Caseta de Salvamento de Náufragos.

Líder indiscutible de los republicanos garrucheros a principios del siglo XX, se cuenta que en su domicilio y en su legendaria finca de Sierra Cabrera tuvieron lugar reuniones con diputados, destacados empresarios y otras significativas personalidades de la comarca, cuyas decisiones influyeron en la economía y la política de Garrucha.

Consciente de la preponderancia y fortaleza de la familia Berruezo en Garrucha, don Francisco quiso perpetuar su influencia en las figuras de sus hijos don Pedro, Alcalde de Garrucha durante muchos años en el primer tercio del siglo XX, don Bernardo y don Francisco Berruezo Gerez, a los que asoció en la gestión de su boyante comercio e industria, así como en la consignación de buques, que tantos réditos proporcionaba a Garrucha. Asimismo, sus vástagos contrajeron matrimonio con conocidas familias de comerciantes y propietarios de la región, como los Fuentes de Carboneras, los Cánovas de Turre, los Segura de Lubrín-Garrucha o los Cervantes de Vera, lo que reforzó y acrecentó la posición de los Berruezo en el levante almeriense.

Sin lugar a dudas, don Francisco Berruezo López fue uno de los pilares de la Garrucha de su tiempo y estaba plenamente comprometido con la prosperidad y el progreso social y económico del municipio. En este sentido, puede comentarse a título ilustrativo que fue el primer gran propietario de la localidad que se comprometió, publicando para ello una carta en la prensa, a ceder los terrenos de sus posesiones para la construcción del ansiado ferrocarril de Lorca a Almería, y ante su llamamiento: no creo ni debe esperarse que un solo propietario se oponga a tan trascendental obra”, se produjo el efecto deseado y, uno tras otro, los propietarios de Garrucha que tenían terrenos por los que debía pasar la vía férrea empezaron a adherirse a la causa.

Vista panorámica de Garrucha a principios del siglo XX. Fot: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Cuando Garrucha se constituyó como municipio independiente en 1861, la naciente localidad hubo de dotarse de todas las infraestructuras necesarias para el buen porvenir de la Villa. Una de las primeras acciones que tomaron las familias patricias de Garrucha fue dotarla de una serie de advocaciones religiosas que reforzaran la identidad propia garruchera. En este cometido tuvieron un papel principal los Berruezo, constando don Francisco Berruezo como cofundador en 1868 de la hoy conocida como Real, Ilustre y Antigua Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, de la que fue toda su vida un gran benefactor, así como miembro de su Junta de Gobierno.

Finalmente, don Francisco Berruezo López falleció en Garrucha el 15 de febrero de 1917, a la edad de 75 años. Su muerte causó una fuerte conmoción no sólo en el municipio sino en todo el levante almeriense, pues fue una persona muy conocida y respetada.

Decían los mayores que en su peregrinación hacia el descanso eterno en el Panteón familiar lo acompañaron cientos de personas. No se recuerda en Garrucha entierro tan multitudinario. Se vieron en su funeral a todas las clases sociales sin distinción alguna, desde las más altas personalidades de Garrucha, Vera, Mojácar, Cuevas del Almanzora, Turre… y representaciones de la principales familias de Almería, hasta esa gran clase humilde, trabajadora y honrada, que sintió su muerte como si hubiese fallecido un padre. Aquel padre que dio dinero a manos llenas a los más necesitados. Aquel amparo de la clase trabajadora en una época tan dura. Aquel buen cristiano que inculcó a sus hijos ese amor fraternal y paternal hacia el prójimo desvalido. Aquel matrimonio Berruezo-Gerez tan dadivoso y caritativo hacia los sufrimientos de sus semejantes más necesitados.

El municipio quedó huérfano de uno de sus mayores baluartes. Se fue uno de los máximos impulsores de la prosperidad y progreso de Garrucha. Se fue uno de los mayores promotores y custodios de las tradiciones populares garrucheras. Se fue aquel Hijo Ilustre de Garrucha, se fue aquel esclarecido patricio, se fue aquel gran filántropo, se fue aquel gran hombre, se fue aquel caballero sin tacha, ejemplo de admiración y abnegación, que fue conocido por todos por el nombre de don Francisco Berruezo López.


No hay comentarios:

Publicar un comentario