domingo, 28 de mayo de 2017

Garrucha y la Revolución de 1868



Miembros del Gobierno Provisional de España (1868)

A lo largo de los años 60 del siglo XIX, la crisis económica, el descontento social y la inestabilidad política propiciada por los espadones a base de pronunciamientos, fue alimentando el germen de cultivo para atacar a la Monarquía Isabelina. La Camarilla Palatina que se movía en torno al trono de Isabel II, cada vez más claramente anticonstitucional y cercana a las posturas más reaccionarias del moderantismo, influía en las políticas decisorias de la Reina. Progresistas y demócratas se veían alejados de ostentar de nuevo el gobierno de la Nación, pese a las promesas de turnismo pacífico que quería implantar O’Donnell cuando asumió otra vez las riendas de Estado en 1865. Los llamados “obstáculos tradicionales”, que enunció el progresista D. Salustino Olózaga referente a que la Monarquía y la Religión eran frenos para el progreso liberal de España, fueron calando en la sociedad y la clase política con cada vez más fuerza ante la falta de normalidad constitucional y democratización real del Estado y la Monarquía.

La vuelta al Gobierno de España en 1865 de la Unión Liberal, tras los sucesos de la Noche de San Daniel, hizo que se nombrara en Garrucha un nuevo equipo municipal compuesto por unionistas, progresistas y moderados: D. José Laguna López, D. Andrés Sánchez Egea, D. Alfonso Cervantes Quesada, D. Juan Antonio Orozco Segura, D. Juan Salvador López, D. Bernardo Gerez Soler, D. Francisco de Gea y D. Tomás de Haro. La figura del primer Alcalde de Garrucha y líder local del Partido Unión Liberal, don Manuel Berruezo Ayora, que había presidido el Ayuntamiento de 1861 a 1863, no aparece más presidiendo gobiernos municipales, pero sí constan como regidores destacados Berruezistas como los Sres. Laguna, Cervantes Quesada o Gerez Soler. Berruezo siguió controlando y ordenando las directrices del unionismo garruchero hasta su muerte acaecida en 1874.

D. Leopoldo O'Donnell
El 22 de junio de 1866 tuvo lugar una insurrección en Madrid para acabar con la Monarquía de Isabel II, que fue dominada por el gobierno de la Unión Liberal del General D. Leopoldo O'Donnell, y que fue conocida como la sublevación del Cuartel de San Gil porque fueron los sargentos de este cuartel de artillería los que protagonizaron el alzamiento. Al mes siguiente, la Reina Isabel II destituyó al General O'Donnell por considerar que “había sido demasiado blando con los insurrectos”, a pesar de que fueron fusilados 66 de ellos. Nombró para sustituirle al General Narváez, líder del Partido Moderado, pese a la recomendación de O’Donnell de que llamase al Partido Progresista del General Prim a formar gobierno. Narváez adoptó inmediatamente una política autoritaria y represiva, lo que hizo imposible el turno en el poder con la Unión Liberal de O'Donnell.

Como consecuencia de todo esto, a partir de 1866, los unionistas, moderados, demócratas y progresistas garrucheros, que hasta entonces habían remado juntos dejando a un lado sus intereses partidistas para consolidar el éxito de la naciente Garrucha como municipio independiente, empezaron a disentir y apartarse del consenso político. Los progresistas de D. Ramón Orozco, y los demócrata-republicanos de D. Enrique Calvet, siguiendo las directrices generales de sus Partidos se retiraron del juego político; los unionistas de D. Manuel Berruezo perdieron el favor de la Reina al caer en Madrid su Gobierno y sufrieron la defenestración por parte de los moderados, que no siguieron el turnismo político que quiso imponer O’Donnell; los moderados de Sánchez Ortiz y Fernández Morán, fuertes ahora, acaudillados en España bajo su gran líder el General D. Ramón Narváez, dominaban la política de Garrucha.

La deriva de la situación política en España, unida a la gran crisis financiera de 1866 y de subsistencias de 1867 y 1868, provocó que los progresistas, que aspiraron a gobernar tras la caída de O’Donnell, y los demócratas se retrajesen del juego parlamentario y conspiraran para derribar a la Monarquía Isabelina. Mediante el Pacto de Ostende, firmado en esta ciudad belga el 16 de agosto de 1866, progresistas y demócratas sellaron la definitiva caída de los Borbones en España.

En 1867 el ruido de sables y olor a pólvora revolucionaria recorría toda España. El temor a un pronunciamiento militar que acabase con el Gobierno moderado y la Monarquía de Isabel II hizo que se tomaran medidas de vigilancia y represión en todos los municipios por parte de los reaccionarios. Así ocurrió en Garrucha:

Se dio lectura de una Orden del Sr. Gobernador de la Provincia, fecha 31 de Agosto próximo pasado, en que se transmite la Real Orden de 27 del mismo, relativa a las disposiciones de orden público, mandadas observar. Y el Sr. Presidente (D. Rodrigo Sánchez Ortiz) además invitó a los Sres. Concejales a que coadyuven todos y cada uno de por sí a llevar al servicio de vigilancia tan interesante, dándole conocimiento de cualquier cosa que notaren o llegaren a saber, y pueda ser atentatoria a la seguridad y orden público; y que inculquen en la población la idea de que la mayoría de la Nación – y por consiguiente de los pueblos –, es y debe ser contraria a los principios revolucionarios; así como de la grave responsabilidad en que incurre el que por apatía, incuria o, intencionalmente, dejare de darle conocimiento de cualquier novedad que notase, en sentido de desorden o conspiración.
El Ayuntamiento solemnemente ofreció cumplir con eficacia cuanto se recomienda por la citada real disposición.
El Sr. Presidente manifestó, además de darles las gracias por el interés que manifestaron al ofrecer llevar cumplidamente los referidos deberes, que se abstenían de publicar un Bando al efecto, por considerarse sin atribuciones para ello, en razón al estado excepcional en que se halla declarada la Nación, razón por la que recomendaba a dichos señores inculcar a todos las prescripciones y deberes que impone la citada Real Orden y prevenciones del Sr. Gobernador.
(Actas Capitulares. Sesión 2 de septiembre de 1867. Archivo Municipal de Garrucha)
Tras la muerte del General O’Donnell, acaecida el 5 de noviembre de 1867, el liderazgo de la Unión Liberal fue asumido por el General D. Francisco Serrano. Pese a que O’Donnell rechazó formar parte de la coalición revolucionaria, tras su fallecimiento, Serrano se adhirió al Pacto de Ostende. Por consiguiente, salvo los moderados, que gobernaban con políticas cada vez más reaccionarias y autoritarias en España, el resto de fuerzas políticas estaban unidas para derribar la Monarquía Isabelina.

Alegoría de La Gloriosa (1868)
Finalmente, en septiembre de 1868 se produjo la revolución que destronó a la Reina Isabel II, saliendo ésta y sus correligionarios al exilio en Francia. El levantamiento revolucionario cívico-militar, conocido como La Gloriosa o La Septembrina, fue iniciado al grito ¡Viva España con honra! en Cádiz por la escuadra del Vicealmirante Topete y transmitido en los días sucesivos de manera exitosa por el resto de España. Auspiciado el alzamiento bajo espadones como Prim, Serrano y Topete, daba comienzo el periodo histórico conocido como Sexenio Revolucionario (1868-1874).

Almería se adhirió al pronunciamiento el 28 de septiembre, con la llegada del vapor de guerra Vigilante que llevaba a bordo al Brigadier D. Carlos Palanca con la misión de sublevar la provincia oriental de Andalucía. El objetivo de los revolucionarios almerienses se sintetiza en la frase-resumen del manifiesto publicado en Almería el 1 de octubre de 1868: "En una palabra, descentralización completa, política y administrativa y libertad en todas sus manifestaciones."

Por su parte, Garrucha se sumó al levantamiento y creó una Junta Local Revolucionaria, que tomó el gobierno del municipio el 29 de septiembre y depuso al Alcalde moderado D. Asensio Fernández Morán. La Junta revolucionaria se hizo con el poder al grito de “¡Viva la Libertad! ¡Abajo lo existente!”.

Junta revolucionaria de Garrucha
¡VIVA LA LIBERTAD! ¡ABAJO LO EXISTENTE!
En la población de Garrucha a veinte y nueve de Septiembre de mil y ochocientos sesenta y ocho, los buenos españoles de la misma, reunidos a los gritos con que se encabeza este acta, componiendo la mayoría de este vecindario, nombraron una Junta de gobierno, que se denominará Junta revolucionaria de Garrucha, en imitación de las que en los demás puntos de la Nación se han constituido, en virtud del glorioso alzamiento iniciado por los valientes marinos de nuestra escuadra.
Por aclamación fueron designados para:
Presidente: D. Enrique Calvet Lara
Vicepresidente: D. Modesto Orozco Segura
Vocales:
  • D. Emilio Orozco Segura
  • D. Francisco de Gea Blanco
  • D. Ramón Cervantes Cervantes
  • D. Telesforo Segura Imbernón
  • D. Francisco Cervantes Guarnios
  • Secretario: D. Tomás de Haro Haro
Esta Junta acordó que inmediatamente se prevenga a D. Asensio Fernández Morán, Alcalde de esta población, resigne su autoridad en la Junta, con la entrega de la vara y documentos que tenga en su poder, con lo que se dio por terminada este acta, que firman, de que certifico. = Siguen firmas.
(Historia de Garrucha. Autores: Ramón C. y Miguel Flores González-Grano de Oro, 1921)
A la vista de lo anterior, en Garrucha tomaron un papel protagonista demócratas y progresistas, como se deja ver en los nombres de la Junta Revolucionaria. Don Enrique Calvet, presidente de la misma y líder del partido demócrata de Garrucha, ya abiertamente llamado republicano, puso el matiz radical y antimonárquico de la revolución en el municipio.

D. Ramón Orozco Gerez
Opulento capitalista que fue largos años
líder del Partido Progresista Almeriense

(Extraída Biografias Diputación de Almería)
Pese a que progresistas, demócratas y parte de los unionistas permanecían unidos en el Gobierno Provisional de España, el alma del pronunciamiento, el General Prim, se alejaba cada vez más del pensamiento de la facción demócrata-republicana en dirección hacia un monarquismo parlamentario, bajo la figura de un Rey de profunda convicción liberal. 

Tres meses después de la Revolución, el 1 de enero de 1869, se constituyó el primer Ayuntamiento del Sexenio Democrático en Garrucha. Los hijos (D. Modesto, D. Ramón y D. Emilio) del progresista D. Ramón Orozco Gerez tomaron verdaderamente el control de la política garruchera en los primeros años del Sexenio. Apoyándose en sus hijos, Orozco controló, en aquellos primeros compases, uno de los municipios más importantes a nivel comercial e industrial de la provincia de Almería. A su vez, D. Ramón Orozco Gerez presidió la Junta Revolucionaria de Almería, demostrando una vez más quién era el jefe indiscutible del progresismo almeriense.

INSTALACIÓN DEL NUEVO AYUNTAMIENTO
Acto seguido, los mencionados señores Regidores y Presidente, habiendo concurrido los nuevamente elegidos: D. Bernardo Gerez Soler y D. Juan Salvador López, el Sr. Presidente les recibió juramento en la forma prevenida, y habiéndose retirado los señores que salen de la Corporación: D. Enrique Calvet y Lara, D. Telesforo Segura Invernón y D. Marcos López García, se procedió a la elección de Alcalde, quedando elegido para este cargo D. Ramón Orozco Segura.
Seguidamente se hizo la designación de Regidores, quedando numerados por el orden siguiente:
  1. D. Modesto Orozco Segura
  2. D. Francisco Cervantes Guarnios
  3. D. Bernardo Gerez Soler
  4. D. Ramón Cervantes Cervantes
  5. D. Juan Salvador Segura Invernón
  6. D. Juan Salvador López Soler
Y acordando reunirse previa citación, se terminó el acta que firman los Sres. de que certifico. Ramón Orozco.
(Actas Capitulares. Sesión 1 de enero de 1869. Archivo Municipal de Garrucha)
Pese a las buenas intenciones iniciales del Gobierno Provisional, el llamado Sexenio Revolucionario o Democrático (1868-1874) acabó por convertirse en uno de los pasajes de la Historia de España más turbulentos de nuestra Edad Contemporánea. Pronto derivó en una inestabilidad política y económica sin precedentes en la Nación, y donde la integridad territorial de la patria estuvo en tela de juicio. Sólo con la Restauración Borbónica en la figura de Alfonso XII y el turnismo pacífico entre los dos grandes partidos dinásticos, España volvió a una estabilidad, hasta entonces, prácticamente desconocida.



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