domingo, 8 de abril de 2018

D. Manuel Berruezo y la minería de Oria


Vista de Oria en primer término y las sierras circundantes, en la actualidad.
(Foto extraída de www.rutasserranas.net)

Cuando se habla de minería en Almería en el siglo XIX, a los que nos apasiona la historia del levante almeriense siempre se nos viene a la mente dos nombres principales: Sierra Almagrera y Bédar. No obstante, otros municipios de la Provincia también vivieron su particular esplendor minero, como fue el caso del municipio que nos concierne en este artículo: Oria.

Oria, y específicamente su Sierra, contiene menas de diversos minerales tales como plomo, hierro, zinc, cobalto o cobre. Este término municipal, encuadrado en el Valle del Almanzora, tuvo su época dorada minera desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX. La localidad, cuyas rentas principales estaban basadas en la agricultura, vio como la minería podía suponer una inyección de prosperidad a su economía. Sin embargo, el sueño orialeño minero fue efímero, pues las minas fueron, en general, explotadas a pequeña escala, motivado principalmente por el elevado coste de explotación y la inexistencia de adecuadas vías de comunicación, lo que encarecía y dificultaba su comercialización. Toda esta sinergia acabó por hacer a las minas de Oria inviables desde un punto de vista económico, a pesar de que en su época se intentó, sin éxito, mejorar la red de comunicaciones con la construcción de un ferrocarril que uniera Zurgena con Garrucha, para así facilitar la exportación mineral por la playa garruchera, ya que de esta manera se hubiera abaratado a la mitad los costes de transporte. Nunca llegó a realizarse, como tantas otras sensatas demandas que condenaron a muchos pueblos a una terrible agonía económica y demográfica.

En plena época dorada de la minería almeriense, D. Manuel Berruezo Ayora llegó a poseer y/o tener intereses en la década de 1850 en, al menos, cinco minas ubicadas en el término municipal de Oria: Deseada, Seis Hermanos, Triunfador, Niño-Dios y Virgen del Carmen. Gracias a los protocolos notariales conservados en el Archivo Histórico Provincial de Almería podemos conocer un poco del discurrir histórico de las minas Deseada, Seis Hermanos y Niño-Dios, siendo desconocido el bagaje de las otras dos por el momento.

Malaquita
Las minas Deseada, Seis Hermanos y Niño-Dios eran de cobre. Fueron muchos los yacimientos cobrizos que se explotaron en Oria, fundamentalmente eran de malaquita (Cu2CO3(OH)2), aunque también había, pero en menor medida, azurita (Cu3(CO3)2(OH)2).

La mina cobriza Deseada fue demarcada por D. Miguel de Liria Prieto, vecino de Olula del Río, el 31 de octubre de 1850 en el barranco de la Melera, en el término de Oria. Dispuesto a explotar la citada mina constituyó sociedad para tal efecto compuesta por 50 acciones. En noviembre de 1851 se le asociaron con la compra de 40 acciones los siguientes capitalistas, cuya distribución fue: D. Manuel Berruezo Ayora (20 acciones), D. Guillermo H. Huelin Newmann (8 acciones), D. José Lormann (7 acciones) y D. Juan de la Cruz Sánchez (5 acciones), quedándose Prieto las 10 restantes. De esta manera, don Manuel Berruezo se convirtió en el máximo accionista de la sociedad, asumiendo además la dirección de la explotación de la mina.

Al año siguiente, en 1852, D. Miguel de Liria Prieto, aludiendo falta de recursos con los que hacer frente a la contribución económica que le correspondía como segundo mayor accionista, cedió a D. Manuel Berruezo Ayora 6 de sus 10 acciones bajo la condición de que éste costease las otras cuatro que quedaron en poder de Prieto. Así pues, Berruezo se hacía de esta manera con 26 de las 50 acciones.

La mina Deseada tuvo que ser muy prometedora y su explotación tuvo que ir a buen ritmo, puesto que el valor de las acciones en apenas dos años incrementó su cuantía de manera muy notoria, nada que menos un ¡12500%!

Sin embargo, don Manuel Berruezo, que a lo largo de su vida se caracterizó por tener buen olfato para los negocios y particularmente en la minería fue un cierto oráculo pues profetizó en los albores de la explotación del hierro en Bédar que sería la nueva ambrosía de la minería del levante almeriense, es posible que atisbara los problemas y limitaciones que a medio plazo iba a tener las explotaciones mineras de Oria. Quizá motivado por esto y aprovechando el cenit de la explotación, decidió en abril de 1853 vender todas sus acciones de la mina Deseada. La sociedad mercantil Orozco y Bustos, perteneciente a D. Juan Antonio Orozco Segura y D. José Bustos González, le compró 24 acciones, y el particular D. Miguel González Giménez las otras dos restantes. Por esta operación obtuvo grandes beneficios, pues en dos escasos años de trabajo pasó de haber comprado acciones a precio irrisorio a vender a precio de oro, lo que denota su carácter y valía como empresario.

También en ese mismo mes y año vendió en partes iguales la inexplotada mina Seis Hermanos, que lindaba con la mencionada Deseada, a la sociedad Orozco y Bustos, y a D. Guillermo H. Huelin.

Por otro lado, y probablemente con el objetivo de repetir la operación realizada con la mina Deseada, don Manuel Berruezo adquirió la mina Niño-Dios, que había sido registrada el 20 de mayo de 1853 por D. José Fernández Najar, vecino de Cantoria. En junio de 1853 constituyó compañía para la explotación de la citada mina, ubicada en el paraje del Royo de Medina, término de Oria. La sociedad, compuesta de 50 acciones, tuvo como primeros socios a los vecinos de Albox D. Luis González Navarro (12 acciones) y D. Celestino Lafon Rame (12 acciones), reservándose de nuevo Berruezo, como principal accionista (26 acciones), la dirección y gestión de la mina. La explotación debió ser prometedora pues al año siguiente, en junio de 1854, la familia Orozco se asoció también. Así pues, don Manuel Berruezo vendió 18 de las 26 acciones que poseía a la Casa de comercio D. Ramón Orozco e hijo, convirtiéndose de esta manera D. Ramón Orozco en el accionista mayoritario de la sociedad, quedándose Berruezo una participación de 8 acciones. El devenir que tuvo la compañía a partir de este momento nos es desconocido por ahora.

Lo expuesto en este artículo son sólo unas pinceladas que ponen de manifiesto la intensa actividad minera que vivió Almería más allá de las consabidas Sierra Almagrera o Bédar, y denota que empresarios levantinos tan importantes como Orozco, Berruezo o Huelin participaron de manera relevante en otros cotos mineros de la provincia.


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